El 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación, día proclamado por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) en 1979 con el fin de concienciar a la población sobre el problema de la alimentación a nivel mundial y reforzar la lucha contra problemas como la pobreza, la desnutrición y el hambre.

La crisis sanitaria mundial de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) nos ha brindado un momento para reflexionar sobre las cosas que apreciamos de verdad y nuestras necesidades más básicas. En estos tiempos de incertidumbre, a muchos de nosotros nos ha ayudado a reavivar nuestro reconocimiento por algo que a menudo damos por supuesto, y algo de lo que muchos carecen: la alimentación.

En las últimas décadas, el mundo ha progresado significativamente en la mejora de la productividad agrícola. Aunque ahora producimos alimentos más que suficientes para alimentar a todos, nuestros sistemas alimentarios están desequilibrados. El hambre, la obesidad, la degradación ambiental, la pérdida de diversidad agrobiológica, la pérdida y el desperdicio de alimentos, y la falta de seguridad para los trabajadores de la cadena alimentaria son solo algunos de los problemas que evidencian este desequilibrio. Mientras los países comienzan a desarrollar e implementar planes de recuperación de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), existe la oportunidad de adoptar soluciones innovadoras basadas en evidencia científica para mejorar nuestros sistemas alimentarios y reconstruir mejor.

En un momento como este, es más importante que nunca reconocer la necesidad de apoyar a nuestros héroes de la alimentación, agricultores y trabajadores de todo el sistema alimentario, que garantizan que los alimentos lleguen de la granja a la mesa, incluso en medio de perturbaciones sin precedentes como la crisis actual de COVID-19.

 

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